domingo, 30 de septiembre de 2012

Tu visión


Le construíste la jaulita con alambres azules;

arrancaste hojas y ramitas,


e hiciste llover tierra sobre el cielo entreverado.


Y te quedaron plumas de otras aves entre los dedos.


Llevaste al extremo tu visión, día y noche, águila y lechuza, rapaz, traidor.


Tomaste agua del mar, la hiciste llover sobre un canal, angosto como un cabello.


Tomaste alimento de las playas, y cuando el reloj gritaba alimentabas mi mundo con un pulgar.


Tengo hambre de hijo, y el deseo prohibido de amar.


Yo, el que está encerrado, ni sabe por qué lo merece.



sábado, 17 de marzo de 2012

Sobre Dulcinea (Carta)


     Te contaré sobre una vieja carta que perdí. Y me dirás, amigo mío, que es una historia repetida hasta el mismísimo hartazgo; me reprocharás el hecho de haberte mandado infinidad de cartas que hablan sobre cartas. Pero esta es diferente. Y permíteme corregirme, pues te he mentido al decir que se perdió. Es que perder implica impotencia ante un hecho involuntario, cuando a sabiendas este último escrito fue devorado por un fuego bien consciente, que en su gula consumió a todos los demás. Así es, amigo querido, todas las cartas se han ido, al fin, a ser ceniza.