martes, 28 de diciembre de 2010

"¿Qué tal? Un saludo de navidad que no es rojo y verde"

 24 de diciembre de 2010 a las 14:41

¿Qué tal caminar todos juntos bajo la luna inmortal,
ser esta la excusa para dejar de escondernos?
Gritar,
hacer temblar la tierra,
hacer estallar el cielo,
EL ÚNICO QUE TENDREMOS.

Que los astros se rían de nuestras estupideces inocentes
y no de nuestro vil desentendimiento.
Recorrer con atención la obra de nuestras manos,
apreciar nuestras crueldades con una sonrisa burlona,
habiendo comprendido la maquinaria de nuestro infantilismo.
Sumirnos en la adolescente caricia de la noche,
reírnos de nuestras desgracias y llorar las ajenas,
para así aprender a baliar con la vida.

¿Qué tal humedecer de cálidas lágrimas
aquellos verdes papelitos fríos?
Dejar de comprarnos entre nosotros,
pues al final del día sólo hemos vendido segundos y rechazado sentimientos.
Aceptar abrazos sin reglas y besos sin parámetros,
y empezar a medir los lazos que hoy NO nos unen
y yacen tendidos sobre el suelo que nosotros mismos hemos creado.
Así al fin dejar de inventar lazos,
las barreras de los otros.

¿Qué tal festejar camuflados por las luces
la dicha de estar con vos mismo?
Luces que no ciegan a la vista,
luces que no son como las de todos los días,
aquellas que oscurecen más de lo que nos iluminan,
que enmudecen a las estrellas.

¿Qué tal reclamar el derecho de mirarlas?
¿Qué tal mirar al cielo sin pedir nada?
¿Qué tal despedirse de los que se fueron, con una sonrisa?
¿Qué tal enfrentar la oscuridad del futuro sólo con el tacto?
¿Qué tal desear Felíz Navidad,
pero susurrar, sin que se den cuenta los muros de concreto,
sin que los paquetes vacíos se llenen de recuerdos,
sin que las falsas luces descubran nuestras caras,
sólo para hacer creer a los demás que son defectos,
sin que los lazos se tensen para otros,
qué tal susurrar a todos...

Felíz ya soy a tu lado.


Escrito por Ezequiel F.L. Cabrera

"Anonimato" (cuento) - (Transmisión antigua)

 09 de diciembre de 2010

     Juan Gonzales no es de esos que se hacen notar. Bajo las interminables mareas de la sociedad él se deja arrastrar. Se deja llevar por esa corriente de caras ausentes, de personas sin nombre, y nombres sin persona.
Juan se levanta a las 8 de la mañana, desayuna con café y un par de tostadas, se viste adecuadamente, saluda a su esposa y a las 9 en punto sale de su casa. Maletín en mano, camina a paso constante hasta la parada de colectivo más cercana. Espera aproximadamente diez minutos hasta que llega el transporte que lo dejará a tres cuadras de la oficina en la que trabaja ocho horas, seis días a la semana. Se sube, pide 1,25 y si tiene suerte viaja sentado.

     Quizá haya sido el sol, que aquella mañana miraba hacia otro lado; o simplemente el viento, que cansado de viajar en una dirección determinada se detuvo y comenzó a correr en círculos, riendo como un idiota. Sea cual haya sido la razón, hoy Juan había escogido un nombre más interesante.
     -¿Pero quién dice que las escaleras se suben de frente?- Preguntó exaltado, esa misma mañana a su esposa, sólo a minutos de haberse levantado. *¡TAK!*, el sonido de la tostadora saltando. Poco le importaba que el pan no estuviera tostado.
     Se produjo un silencio. La mujer puso los panes sin tostar encima de la mesa, en la canastita de siempre. El agua hirvió a aproximadamente 95°C; de más está decir que ellos jamás repararon en este hecho. O tal vez, ese día, para ellos el agua debía hervir a 95°C, ¿quién sabe?
     -Nuestro sentido de practicidad, amor.- Respondió inmutable la mujer, quien le dirigió una sonrisa cómplice antes de seguir preparando el desayuno. Juan frunció el seño, más sorprendido que indignado. Pero entonces comprendió... Cinco minutos se pasó mirando el perfil de su mujer, advirtiendo cómo la monotonía de sus acciones desfiguraban su ser, y aquello que él tanto amaba.
   Observó el pan sin tostar encima de la mesa. Miró a su mujer. De vuelta el pan. Partes de ese mismo pancito quedaron desgranados en la nuca de su esposa, consecuencia del impacto.

     Juan no miró el reloj al salir de su casa. *¡¿Quién dice que las escaleras se suben de frente?!* Recordó sonriendo. Eso le gritó su esposa, su amante de camisa recientemente abotonada, mientras caminaba lejos de su hogar.
     Una vez en la parada, tuvo que esperar entre 3 y 5 minutos a que llegue un colectivo que lo dejará a 6 cuadras de la oficina en la que lo reprenderían por llegar tarde, trabajando así 7 horas y un par de minutos, sin contar el trabajo extra para el lunes.


     Llegado el transporte, estando él ubicado más o menos en la mitad de la cola de pasajeros, se subió.

     Sorprendido, el chofer preguntó -Disculpe, ¿qué hace señor?
Juan lo miró, sonrió a la cara de la señora que tenía en frente (anterior a él en la cola), estrechó la atónita mano del chofer y lleno de orgullo, respondió:
     -Existo.


Escrito por Ezequiel F.L. Cabrera

lunes, 27 de diciembre de 2010

E. B. Runace (citas antiguas)

29 de noviembre de 2010
Adding a new paragraph to the case...
     E. B. Runace wrote one day: "A mere representative of my deepest fears and desires, The Sign sharpen its daggers, defensive against external influences but full of spectations in its center. The meaning? So strongly he believes in reality that pretends to create his own, even though he keeps failing. The Sign, however, is as inflexible as him."

Note that nothing is said, nor explained in this enigmatic paragraph.


09 de diciembre de 2010
     Due to recent discovery, this famous quote by E. B. Runace would be appropiate:
     "The Sign, as a gigant mutagen, can use its daggers as arms. As simple as that, everyone should have realised already that A problem can be taken for various different angles. Noone is smart enough, though, to make use of other's attitudes; so engulfed they are in their own perspective of life they tend to hit over and over again in the exact same place, until it is shattered."

     Wise he is.


15 de diciembre de 2010
     These are hard times for feelings. But as complex as they may seem, E. B. Runace had already written a simplified idea:
"Pencil in pain, paper stains."

     Powerful, powerful and precise words.


Written by Ezequiel F.L. Cabrera

Scream Brothers! - Primera cita de E. B. Runace

 Fecha desconocida

     The abscent woman among us. Stop hiding brothers and scream your fears, 'cause The Sign is with you, incandescent of red, of forgotten passion.

     "As long as this pain stands in my heart, The Sign will raise in protection, though its shadow may obscure my judgement and mind itself." As said by the so called E. B. Runace.


Written by Ezequiel F.L. Cabrera

E. B. Runace and "The Sign"

"The Sign"
Creado por Ezequiel F. L. Cabrera. Año aproximado: 2004-2005

     "The Sign. Product of my flexiblity perhaps..." So the wise man begins his explanation, the wise man we will be calling "E. B. Runace" from now on. Legacies he leaves behind. "At the age of twelve I recall giving so much importance to this particular letter: lambda, as it is called [...]. As a kid obsessed with soldiers or an specific musical band, this enigmatic letter (as I thought of it) had all my recently adquired philosophical attention. Hard is not to realise that, as a sharpened feeling of isolation and self defense filled my life at that stage, so did my likes and passions. That's how a different form was taken. An innocent passion morphed into an agressive representation of my deepest fears and desires." [...]

This peculiar character will accompany us into this trip. Meet E. B. Runace.


Written by Ezequiel F.L. Cabrera 

"Lo que me gusta de vos" - (Transmisión antigua)

 18 de julio de 2010, a las 19:17

     Una vez una persona me dijo... "Lo que me gusta de vos es que siempre le encontrás el lado divertido a las cosas :)"

      En ese momento no le di importancia. Sonreí y ella siguió riendo. Un evento anecdótico, intrascendente.
El tiempo pasó, borrando esa escena de mi memoria.
El tiempo me cambió... y dejé de corresponder a esa frase.
No hace mucho recordé esto... Pocos hechos fueron más importantes en mi vida que éste. O mejor dicho, debería haberlo sido...

      Esa persona ya no está,
y nunca más nadie me dijo "lo que me gusta de vos..."


Escrito por Ezequiel F.L. Cabrera

Sintonizando los canales antiguos (antes de escuchar las buenas nuevas)

¡Muchas transmisiones viejas!

domingo, 26 de diciembre de 2010

"Smiles" - (Transmisión antigua)

 17 de agosto de 2010, a las 20:33

     Esta es una de las dos composiciones que tuve que hacer para el First, más precisamente la segunda, que podías elegir qué hacer, entre varias opciones. Yo elegí el cuento. El cuento este tenía que empezar con una frase que ya te daban (la que está en negrita), y tenía que tener entre 120 y 180 palabras. [...]

     Michael opened the door, smiled and invited the visitor into the living-room. As soon as the visitor passed by, Michael's smile dissappeared. There was no turning back now. The visitor's grin, static on his pale face, had an strange presence in the room, as if there were two different people in the exact same place. Michael could feel that.They sat one in front of the other, staring at the other's fake smile. At least Michael's was. There was no point in watching those old photos hanging from the walls, nor the wooden chess-board that was burning on the table between Michael and the visitor. Burning because it had no king any more.
     "Michael", the visitor said, "Michael, repeat your name as we walk out". Michael didn't answer. "Michael", the visitor insisted, "Michael, you won't be able to pronounce it there. This is your last chance". Michael didn't move at all. "Michael", peacefully said the visitor, "I took your queen". Michael stood up.

Escrito por Ezequiel F.L. Cabrera

"Más poesía con usted, señorita de vapor" - (Transmisión antigua)

 16 de mayo de 2010, a las 4:42

Más muros de hiel...
                           de piel...
                                   de miel...
Y para usted,
esa mirada que dice ser de mil deseos,
                                          y cien inciensos
                                ...de vapor.
                    ...de pudor.
...de silencio...


Una pausa [...]


                               Mirar la puerta y no ver halos.
                                                                                Ni de luz,
                ...ni de sombrA
                                   ...Tras cortinas de seda.
                                   ...Tras muros de piel.
                            ...de miel
                      ...de hiel...

Esconde
Lirios,
Lamenta
Albas.



                 [...] para besar memorias.

¿Qué sino notas del arpa
lo que noto de tí?

La música que escribes,
la poesía que entonas.

Cantar la vida en sueños.

          Dueños...

                 ...de mi alma.
                       ...Y mi deseo.

Nueva pausa [...]

-Deja de mirarte.
-Yo para eso estoy.

-¿En qué piensas?

-...Nada.
-En miel.

-¿En qué pensabas?

-...En nada.
-En tu piel.

                                         ...Silencios...
                                         ...silencioS...
                                         ...SilencioS...

Hiel e incienzos...

                                  ...de vapor
              ...de pudor
...y silencio.

Enciende
Llantos,
Libera
Años.

                 [...] para anhelar presentes.


Escrito por Ezequiel F.L. Cabrera

"Aquel Juguete" - (Transmisión antigua)

 28 de febrero de 2010, hora desconocida.

     El niño juega. El niño inventa, descubre, experimenta. En eso radica la felicidad de un niño. ¿Qué es la infancia sino la cúspide de la investigacíon, la creatividad y el asombro? La infancia es la expresión más pura de la naturaleza humana, el momento más brillante de nuestras vidas. Un buen ser humano nunca deja de jugar. Hay quienes lapidan su niñez con ese falso cemento de los años, y se creen realizados por haber superado una etapa. La vida es un todo. Las etapas son una mala costumbre impuesta por malos niños.

...Nacimiento
Niñez
Adolecencia
Adultez
Vejez
Muerte...

      ¿Notaron el patrón? Las etapas son un simbolismo para la degradación de la escencia humana, culminando con la muerte... de esa escencia. La ETAPA de la muerte. Uno COMIENZA a morir. No muere. La muerte como la conocemos no es otra cosa que el otro extremo de la vida, de ese todo que nosotros tan ingenuamente separamos por etapas. Muy pocos se atreven a vivir hasta el final. Aquellos que conservan ese regalo que nos da la infancia, son los pocos. La etapa de la Muerte comienza cuando uno desecha definitivamente ese juguete, ese regalo. Las anteriores etapas representan entonces qué tan frecuentemente lo usamos: nosotros NACEMOS con ese regalo. Es nuestra escencia, nuestro instinto. Durante la niñez vivimos únicamente de él, investigando y descubriendo, creando e imaginando... todo en su más pura expresión. En la adolescencia comenzamos a decaer. Mezclamos ignorancia con desprecio por el conocimiento; incorporamos costumbres y fachadas, y dejamos de pensar por nosotros mismos. De vez en cuando recordamos con congoja ese juguete hermoso de la infancia, y lo sujetamos con fuerza, para que no se nos escape. Si no nos ve nadie, hasta juguemos con él un poco. "Si no nos ve nadie..."

     En la adolecencia conocemos la vergüenza. Pero algunos la malinterpretan... confunden vergüenza a mostrar con vergüenza a SER. Porque cuando nadie nos ve, todos jugamos... (a escondidas). Eso es vergüenza a mostrar, miedo a la crueldad ajena. Miedo. El adolescente inspira miedo y a la vez tiene miedo, miedo de ser. Miedo de jugar. Odia más de lo que ama, porque no se deja ser. Porque cree que los demás no lo dejan ser, y cobra venganza, porque quiere defender su regalo. Golpea a los demás para que no lo golpeen. Es un círculo vicioso, por eso LA ADOLESCENCIA es así. Lo que no saben es que ese regalo no puede ser arrebatado; los demás no influyen en tu escencia. Uno en esa lucha continúa jugando, inventando maneras de sobresalir y de defenderse, pero no se percata de ello. Es más, en la adolescencia uno aprende a jugar con los demás.
     "Ser" depende de uno, y uno decide qué asimilar. Ser es amar. Amar la vida. Ser es asombrarse. Asombrarse de la vida, de uno mismo, de lo que es capaz de hacer... jugando, pero jugar amando.

     En la adultez nos calmamos. Nos sentimos superiores. Nos asignamos "obligaciones". ¿Quién intentará arrebatarte tu juguete esta vez? Crees ser libre. Libre del miedo. Eres DEMASIADO libre... ¿Quién jugará contigo ahora? No tienes ya de qué defenderte. Pero te ha quedado una marca, prueba de que la vida es un todo, de que este seccionamiento de la vida por etapas es una cruel invención de los malos niños... El campo de batalla parece desierto, han cesado los disparos y las explosiones, pero queda aún esa nube de polvo y ceniza, esas pilas de escombro, y te preguntas... "¿Es una trampa?"... Siguen todos escondidos dentro de ese polvo de desconfianza, y detrás de los escombros que ha dejado el miedo... Tienes miedo. Escondes tu regalo, tu juguete, donde nadie pueda encontrarlo, pero lo vigilas de a ratos. Miradas nerviosas a través del campo de batalla. Hasta que...
     ...Se te ocurre algo (a los más astutos mejor dicho)... ¿Y si disfrazas a tu juguete de... "obligación"? Pasará inadvertido... y podrás seguir jugando... sí, eso es. Se te dibuja una sonrisa en la cara. Hacía mucho que no sonreías así; desde que eras pequeño. Lo sacas rápidamente del lugar en que lo tienes escondido... unas maniobras rápidas y quedará listo. Nadie se dará cuenta, dirás... "yo tengo un trabajo".

     ...Pero... el tiempo hace que ese disfraz se deteriore. Ha sido forzado demasiado, te cansas de él. Te cansas del disfraz, es siempre el mismo, quizá cambie la textura pero... es un disfraz al fin y al cabo. El problema es que después de tanto tiempo no puedes diferenciar entre el disfraz y el juguete, aunque éste esté intacto (y lo está). Suspiras...
...Lo guardas en algún lado, sin mucho cuidado y ahí lo dejas.
Nos olvidamos de nuestro regalo. Tantos años hemos estado ocultándolo, finjiendo y separando la vida en partes que pierde valor. ¿Qué hacemos entonces? No tenemos más disfraz... No tenemos más rivales... Creemos haberlo visto todo. Así que miramos hacia atrás. Nos limitamos a recordar los momentos que pasamos jugando, inventando historias, descubriendo mundos, jugando con otros y con nosotros mismos; recordamos el asombro, propio y ajeno (si estuvimos atentos), recordamos recuerdos, pero recuerdos conectados a nuestros futuros sueños.

--

     Para lo que yo quiero hacer, para lo que amo hacer, no hay carrera. No hay título, ni licenciatura, ni tecnicatura, ni nada. Yo, amigos míos, dedicaré mi vida a jugar. Descubrí lo que me apasiona al fin: Jugar. El peor momento de mi vida hasta ahora fue cuando creí que ya no podía jugar más, que esa época había muerto; desde el momento en que entré a la secundaria dejé de jugar. Oculté mi regalo y no lo mostré más, salvo en raras ocaciones cuando me veía obligado a hacerlo, y siempre con algo de culpa, como si estuviese mal lo que hacía. Pero estuvo siempre ahí. Muchos podrán confirmarlo. Estuvo en mis trabajos, en mis escritos, en mis creaciones; siempre jugué a escondidas. No hace mucho lo entendí... esa angustia, ese vacío lo llenaba mi olvidado juguete, que en la primaria podía compartir con los demás y que pensé que en la secundaria no. Es que... jugar no es lo que uno piensa, no es exclusividad de niños ni mucho menos de inmaduros. Uno juega con lo que la vida le brinda, con cada nuevo descubrimiento, uno inventa para uno mismo y para los demás, juega con su trabajo, no disfraza al jugete de "trabajo", y se emociona al ver cómo las otras personas se asombran. Uno juega con los demás, PARA lo demás. Es tan hermoso jugar... cada uno tiene su mundo, y es lindo compartirlo. Imaginemos 7000 millones de mundos, de sueños, uno por cada persona. Y lo maravilloso es que... uno puede extraer de cada uno de ellos algo para el suyo propio. 7000 millones de mundos por 7000 millones más.

     Esta nota es un juego. Yo juego con ustedes, quiero ver qué sienten, qué piensan, qué les parece mi mundo. Descubrí que me gustan miles de cosas diferentes y mi duda era... ¿cómo las conecto en una sola carrera? ¿de qué disfrazo a mi regalo? No. Jugar abarca todo eso. Juego al escribir, al imaginar, amo el cine, amo dibujar, amo la física, la filosofía, la ciencia en general, la medicina; me encanta la arquitectura, la ingeniería, amo la música y el arte, pero porque me intrigan, porque me asombran. Yo quiero componer música, construir edificios y máquinas, escribir, escribir y escribir, cantar, actuar, filosofar, quiero pintar, dirigir una película, incluso hacerla enteramente por mí mismo, porque me gusta cada parte, cada proceso de su realización, quiero saber, quiero querer, pero sobre todo quiero compartir todo lo que haga... Pero haga lo que haga, lo haré jugando.

     Los elegí a ustedes para que jueguen conmigo, porque los quiero mucho. Aplaudo a aquellos que aún juegan, que comparten y muestran abiertamente su regalo, ese juguete que muchos olvidan. Les doy un abrazo a aquellos que leyeron toooodo este... coso... esta nota gigante que no da ganas de leer toda con solo verla. Ni yo leería una nota así de larga jajaja. Pero, en fin, si la leyeron fue porque quisieron. Sin ustedes no tendría con quién jugar.


Escrito por Ezequiel F.L. Cabrera

"You are wrong" - (Transmisión antigua)

17 de febrero de 2010, a las 14:22

"You're wrong".
But you're happier,
you are more successful,
you have more general knowledge,
you have a life, ambitions, an identity;
you laugh, you cry, you worry;
your self-steem is higher, you don't even worry about it,
maybe you are not even aware of it's presence;
you have friends, plenty of them,
who love you and care about you;
maybe you have a girlfriend/boyfriend,
taste her/him lips and body,
have sex or make love (it's not the same).

You hate and love,
you're more persistent in what you want.
You FAIL more, but you achieve more.
You LEARN.
You want to learn.
Because you want to DO.
You do more.
You live more.
You love more.
You know more.
You achieve more.

You DO.
You LIVE.
You LOVE.
You KNOW.
You ACHIEVE.
 "But you're wrong".


Written by Ezequiel F.L. Cabrera

"Arena" - (Transmisión antigua)

03 de Noviembre de 2009, hora desconocida.

     ¿Realmente he dejado de... ver?... O solo me ha cegado este maldito corazón medio podrido, medio echado a perder por el tiempo, que ahora vuelve a latir con furia "¡Estoy vivo! ¡Sigo vivo, imbécil!" Grita.
"Sabes que no puedes dejarme aquí tirado esperando. ¿Qué tanto podrás caminar sin mí sin tener que volver sediento a beber de mi cuerpo? Y así te estancas. Vas y vuelves. No importa cuán rápido sea el transporte, tendrás que volver igual de rápido, agobiado por la sed, y sediento de sentidos, pues la sed ciega al ser y oscurece el entorno."
     Mas tanto he divagado sin él que al volver lo encontré seco. Lo levanté y lo llevé conmigo, arrepentido. Pero por más que late no recibo nada más que arena, y yo comienzo a secarme. Encuentro en este desierto a otros viajeros; algunos me sonríen y me ofrecen el suyo. Me acerco entonces con una alegría inmensa y acepto el ofrecimiento. Tomo el corazón con las manos, pero me quedo mirándolo, sonriendo ante su frescura, su vitalidad y su color. Luego de un rato, cuando mi sonrisa ha sido empujada hacia abajo por las lágrimas, se lo devuelvo a su dueño, quien me mira con intriga. He olvidado como beber de él. Y la garganta seca no me deja hablar con el viajero.


Escrito por Ezequiel F.L. Cabrera

¡Encienda la radio! - Primera transmisión

El aparatito descansa hundido en la arena,
espera a que su dueño lo cargue...
a lugares que quieran escuchar.
¡Porque el viento calla su discurso
con cálidas caricias de bronce!

Ahí viene aquel errante al fin,
carga con su locura el pobre.
hablándole a un trozo de papel, a un trozo de vidrio
a un trozo de plástico.

¿Y qué esperas oír de esta charlatana?
Lo mismo que ella espera oír de tí,
¡porque aún está vacía, a diferencia tuya!
siéntate, y por primera vez escucha lo inescuchable.

¡A mano limpia!
En un estudio lejano (tal vez...)
La imponente antena emite ondas de grafito.
Y el locutor se impone a su vez,
carismático como su trazo sobre la hoja.

Dígame,
¡piense y sienta, amigo mío!
¿quiere que la Radio escuche por usted?


Escrito por Ezequiel F.L. Cabrera