lunes, 7 de enero de 2013

Las copas

...CUENTO RÁPIDO

       Lino amó abrir los ojos aquella mañana y ver que su hermano ya se había llevado el cuerpo de su marido, mas no las copas ni la llave del depósito. Irónico final para un amante del vino. Se desperezó y rápidamente se acercó al baño. Muy bien, estaba limpio. Ya más tranquila, bajó con cuidado las escaleras, sujetando firmemente la baranda. Abajo, lo encontró sentado en el sillón, visiblemente agotado, tapándose la cara con una mano mientras se apoyaba en el brazo del asiento. Lino se rió, se le acercó y le acarició el hombro. "¿Te sentís bien?", preguntó la mujer. "El estómago me está matando", respondió, sin poder reprimir una expresión de asco. "Ese último vino...", agregó el hombre, sacudiendo el dedo índice. "Ese último vino era de caja", señaló acusador. "Tu hermano es un hijo de puta."



Escrito por Ezequiel F. L. Cabrera
03/01/2013

viernes, 4 de enero de 2013

En su celda

Este pueblito en el que vivimos
mece una hamaca de noches
reza en paz la cuna dormida.
Hierve el silencio, ahuyenta a la gente.

Este pueblito en el que vivimos
lame una bota de sangre,
nacen agujas del hierro
           (el plato vacío)

Apresura el paso
la roca maldita.
El fuego en la boca,
y las manos, frías.

           Estandarte de un caserón.
           Solo en la penubra, dios.
           Permanente, detenido.
           La esperanza en un vaso devino.

Este pueblito en el que vivimos,
que es la tierra de la Tierra,
vuelca en su gente la piedra
que parte las puertas.



Y el sol, ya no nuestro,
irrumpe. Quema a los niños,
a las bocas, a los vecinos.
Y el verso, en llamarada, advierte en prosa;

            Que la celda ya está hecha,
            y que una vez adentro
            cierne el Sol las sombras
            de las luces incompletas.

                       Si el viento ya no vuelve
                       A ver la cara de la gente.

                       Si, escondido con ella,
                       la mira frente a frente.

            Las casas junto al camino serán la noche,
            pues los viajeros levantan polvo,
            y sin celeste para este blanco
a la cuna la mece el fuego,
a la hamaca la mece nadie,
y al Sol lo codician todos.


Escrito por Ezequiel F. L. Cabrera
29/12/2012