viernes, 4 de enero de 2013

En su celda

Este pueblito en el que vivimos
mece una hamaca de noches
reza en paz la cuna dormida.
Hierve el silencio, ahuyenta a la gente.

Este pueblito en el que vivimos
lame una bota de sangre,
nacen agujas del hierro
           (el plato vacío)

Apresura el paso
la roca maldita.
El fuego en la boca,
y las manos, frías.

           Estandarte de un caserón.
           Solo en la penubra, dios.
           Permanente, detenido.
           La esperanza en un vaso devino.

Este pueblito en el que vivimos,
que es la tierra de la Tierra,
vuelca en su gente la piedra
que parte las puertas.



Y el sol, ya no nuestro,
irrumpe. Quema a los niños,
a las bocas, a los vecinos.
Y el verso, en llamarada, advierte en prosa;

            Que la celda ya está hecha,
            y que una vez adentro
            cierne el Sol las sombras
            de las luces incompletas.

                       Si el viento ya no vuelve
                       A ver la cara de la gente.

                       Si, escondido con ella,
                       la mira frente a frente.

            Las casas junto al camino serán la noche,
            pues los viajeros levantan polvo,
            y sin celeste para este blanco
a la cuna la mece el fuego,
a la hamaca la mece nadie,
y al Sol lo codician todos.


Escrito por Ezequiel F. L. Cabrera
29/12/2012

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